15.4.07

Somos Lagartos


Reconstrucción del Yanoconodon allini (Mark A. Klingler).
Gracias a un fósil que se corresponde a un animal de transición se tiene más claro cómo surgió el sofisticado sistema de audición de los mamíferos. El oído de los mamíferos es muy preciso y sofisticado, a algunos mamíferos les permite oir ultrasonidos (perros, murciélagos, etc.) y a otros infrasonidos (ballenas), a veces incluso forma parte de un sistema de radar como el de los murciélagos o delfines, y que les permite localizar presas u obstáculos incluso en ausencia total de visión. El primer paso en la conversión de sonido en impulso nervioso se da en mamíferos justo detrás del tímpano, que es una membrana que vibra ante la llegada de impulsos sonoros. Detrás de esa membrana, y apoyados sobre él en una armoniosa disposición ordenada, se encuentran tres delicados huesecillos que captan esa vibración: el martillo, el yunque y el estribo. El misterio es cómo este sistema tan delicado evolucionó desde el sistema auditivo“rudimentario”que tenían nuestros antepasados los reptiles. Se cree que esos huesecillos se formaron a partir de huesos presentes en la mandíbula de los reptiles. Los paleontólogos han estado rastreando desde hace tiempo en el registro fósil en busca de piezas óseas que nos den pistas suficientes sobre cómo fue esta evolución del oído. Ahora Zhe-Xi Luo del Carnegie Museum of Natural History en Pittsburgh y sus colaboradores han encontrado un nuevo animal de transición, el yanoconodon allini, que está a medio camino entre los modernos mamíferos y los monotremas (de este grupo de animales forman parte el equidna y el ornitorrinco, que a pesar de ser mamíferos ponen huevos). Este fósil presenta una estructura de transición intermedia que se dio en el largo proceso de evolución del órgano auditivo desde el de los reptiles al de los mamíferos. Este caso aquí relatado del yanocinodonte no sólo es importante para saber cómo evolucionó el oído de los mamíferos. Es importante porque nos permite además estudiar y documentar cómo una estructura compleja es transformada por la evolución. El animal medía sólo 12,7 cm. y pesaría unos 30 gramos. Su fósil fue encontrado en las montañas Yan de la provincia Hebei en China, a unos 300 Km. de Pekín. Rocas similares en la misma ubicación datan de hace 125 millones años, así que el fósil debe de tener la misma edad. En aquella época los dinosaurios todavía dominaban la Tierra (se extinguieron hace unos 65 millones de años) y los primitivos mamíferos ocupaban nichos ecológicos secundarios.
A partir de sus molares se cree que este animal se alimentaba de insectos y gusanos, y para ello usaba una mandíbula de la que pendían tres huesos especiales muy interesantes. Este animal en particular tenía un cuerpo bastante alargado en comparación con sus cortas extremidades, y basándose en sus garras, huesos de las manos y pies, estos paleontólogos sugieren que el animal vivía sobre el suelo y que era capaz de excavar en busca de presas. El fósil, que está en muy buen estado de conservación, presenta una separación entre los huesos de la mandíbula y los huesos que terminarían formando parte en exclusiva del oído en mamíferos modernos. De hecho, los huesos que se corresponden con el estribo, el yunque y el martillo permanecen aún unidos a la mandíbula mediante otro hueso especial que no está presente en mamíferos modernos adultos. Curiosamente los embriones de mamíferos presentan durante la gestación un equivalente a este hueso de unión en forma de cartílago que desaparece antes de nacimiento. En palabras de Luo “los reptiles presentan una mandíbula llena de huesos auditivos de mamíferos y los mamíferos presentan un oído lleno de huesos mandibulares de reptiles”.

Gráfico comparativo de la evolución de los huesos en cuestión
en diversas especies animales.

Los yanocinodontes no sólo captaban ya las altas frecuencias sonoras que cruzaban el aire y que están asociadas con el oído de los modernos mamíferos, sino que además, y a través de la mandíbula, captaban las vibraciones que se transmitían por el suelo. Estos primeros mamíferos tenían además otras curiosidades anatómicas, como el tener más vértebras medias que ningún mamífero vivo actual, unas 26 vértebras torácicas y lumbares frente a las 19 o 20 actuales, que le daban una forma más elongada. Esta característica los coloca más cerca de los monotremas, mientras que otras características les sitúan más cerca de los mamíferos placentarios y marsupiales. Y es que, la evolución nunca se da en línea recta. La moderna biología del desarrollo nos dice que los genes homebox (que rigen los patrones generales del desarrollo corporal, y que están presentes en todo tipo de animales desde las moscas a los humanos) pueden disparar el desarrollo de estructuras vertebrales inusuales como la reaparición de costillas lumbares que desplazan la identidad de las vértebras. Eso es lo que este equipo propone que pasa en este caso, y que se debería a la manifestación de un gen de desarrollo mutante en la antigua evolución mesozoica de los mamíferos. Finalmente este descubrimiento aquí relatado, nos lleva a un punto en donde los biólogos y paleontólogos son capaces de entender cómo los mecanismos del desarrollo han impactado sobre la evolución morfológica de los mamíferos primitivos. Una idea que, una vez más, seguro que no es del agrado de los creacionistas.
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12.4.07

El Rito Romano

HIC EST ENIM CÁLIX SÁNGUINIS MEI,
NOVI ET AETÉRNI TESTAMÉNTI :
MISTERIUM FIDEI :
QUI PRO VOBIS ET PRO MULTISEFUNDETUR
IN REMISIONEM PECCATORUM
(Palabras de la consagración del vino)



El Santo sacrificio de la Misa es el dogma por excelencia de la Fe Católica.
El Santo Cura de Ars dice que es incomprensible para las fuerzas humanas: “Ni el Sacerdote que celebra la Misa puede comprender el valor de una Misa; si comprendiera moriría, ya sea de temor o temblor ante poder tan grande otorgado a una criatura tan frágil y tan débil... o moriría de amor agradeciéndole a Dios por haberlo escogido para un ministerio tan sublime”.... “tal vez en la otra vida comprendamos algo del valor que tiene una Misa”.
San Juan Eudes dice: “se necesitaría una eternidad para preparar una Misa, otra eternidad para celebrarla y una eternidad para dar gracias por haberla celebrado”.
El Padre San Pío de Pietrelcina afirma que “el mundo podrá existir sin sol, pero no sin la Santa Misa”.
La Misa es el centro y el corazón de la Iglesia, el alfa y el omega.
Todo parte del amor misericordioso de Dios por la criatura que la crea y la redime, el acto creador de Dios corresponde a su deseo de difundir, fuera de sí, el ser, el bien, la belleza, es decir sus aspectos todos que en El existen de modo esencial. “Bonum difusivum sui”. Dios refleja sus perfecciones en la obra creada... pero El quiere comunicar aún más, quiere comunicar su vida intima: La felicidad suprema de las relaciones trinitarias... ¿Crear otro Dios? es imposible, no puede haber dos infinitos por decirlo así (al modo humano), Dios decide crear un ser que fuera como una síntesis de la creación (un cuadro sinóptico) que contuviera en sí todos los elementos del orden creado: mineral, vegetal, animal, esencia y espíritu, para uniéndose a él unirse a su creación completa y así, por la unión de las dos naturalezas divina y humana (en la Unica Persona divina del Verbo Encarnado) toda la creación participaría de la felicidad intima, del gozo sempiterno de las relaciones trinitarias.
“Entonces Dios dijo: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”, Dios crea a su imagen la naturaleza racional del hombre con la semejanza del estado de gracia, con todos los dones que ello implica: participación de la naturaleza divina, (ejus divinitátis esse consórtes,…) “consorte de la divina naturaleza”.
He ahí el plan maravilloso del Amor (del don) de Dios: comunicar su vida íntima, la plenitud de su felicidad trinitaria (“ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni la mente del hombre puede imaginar lo que Dios prepara para los que lo aman”); pero como se trata de Amor requiere la libre correspondencia de la criatura amada de tal manera que libre y voluntariamente debería corresponder (el amor no voluntario no es amor).
Pero el hombre desobedeció, no correspondió a Dios y se separo de El, quiso no amar a Dios, quiso ser como Dios y se desligó, rompió con Dios, pecó destruyendo esa semejanza gratuita y amorosa que había recibido de Dios, perdió la gracia, y así toda la naturaleza contenida en él quedo afectada y ahora también ella “gime como con dolores de parto, esperando la manifestación de los hijos de Dios”.
Aún así el amor de Dios agraviado no renuncia a su plan de comunicar su vida, su felicidad íntima, a su creación en el hombre: “te amé con Amor eterno y por eso, Misericordioso, te atraje hacia mí”.
Ahora esa unión de Dios con su criatura se hará por medio de la Encarnación redentora para reparar el pecado y volver a ligar (de ahí la palabra re-ligión) a la criatura con su Creador, lo que se efectúa realmente en ese supremo acto de religión: el Sacrificio del Calvario (“cuando sea levantado en lo alto atraeré a todos hacia mí”).
El Verbo de Dios, en la plenitud de los tiempos, se encarnó en el seno de una Virgen realizando todo lo anunciado desde tantos siglos.
Llegada su Hora, para la cual había venido, antes de su Pasión sangrienta va a celebrar por anticipado, y a dejarnos, Su Sacrificio de manera incruenta. Él, el mismo Verbo Eterno por el cual el mundo fue hecho con su sola palabra por la que se produjo de la nada toda la creación, va a tomar las especies del Pan y el Vino para pronunciar las palabras de la consagración y producir el Milagro de la Transubstanciación (su Palabra es eficaz y produce lo que dice: Esto es mi Cuerpo... Este es el Cáliz de mi Sangre... y luego pensando en todos los hombres comunica su sacerdocio para perpetuar este sacrificio; les da el poder y la orden: “HACED esto en memoria mía...” ¡HACED! luego consume y da a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre como reiteradamente lo había anunciado.
Es verdad que la palabra transustanciación no está contenida en la Escritura pero el hecho está claro, de la cual ha dejado pistas claras: Dice el Evangelista San Lucas XXII,18: “Os aseguro que ya no beberé del sumo de la vid hasta que llegue el Reino de Dios” y dos versículos mas adelante San Lucas XXII,20: Consagra y toma del Cáliz consagrado.
Si Cristo no puede mentir, como es lógico, lo que ha consumido, después de la Consagración no es más la sustancia del sumo de la vid, sino verdaderamente su Sangre bajo la especie del vino.

Queda clara la antropofagia y vampirismo como medio de la consubstanciación para formar parte, como simple elemento de una síntesis, de la felicidad íntima, suprema y sempiterna de las relaciones trinas. El hombre sólo es un espejo donde admirar su propia creación , un espejo que sólo sabe alabarlo y adorarlo ......
Al verdadero hombre sólo le queda la rebeldía hereje de querer su libertad , y para ello deberá luchar .........